viernes, 20 de febrero de 2009

No hay putas en Beverly Hills

Todas las mierdas de este mundo se van contigo a tu casa.
Todas,
pequeñas putitas insaciables,
comeis mi dignidad mientras el cosquilleo me enmudece.
Todas sois vejaciones de mi libertad,
me poneis ojitos ocultando el puñal en vuestra espalda.
¡Ahi dulces prostitutas de erotismo preconcebido!
¿no me entendeis?
¿no desacansais jamás?
sois insaciablemente análogas y tan apetecibles
que mi mano no para de tocarme
entre hallazgos de verdadero desequilbrio.
La mitad que se fue con el viento
vendrá luego en forma de humo
la realidad de un exorcismo
es endemonizar aun más
mi virilidad que se cansa de vuestras tontas caricias.

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